Las siglas BH (Beistegui Hermanos) son desde hace más de un siglo sinónimo de bicicletas, ciclismo y espíritu deportivo. Una andadura industrial que nace en 1909 en la villa armera de Eibar (Guipúzcoa, España) fruto del emprendimiento de tres hermanos: Cosme, Domingo y Juan Beistegui Albistegui.

La empresa –inicialmente dedicada a la fabricación de armas, dio un giro de 180 grados en 1923 tras la I Guerra Mundial. Nuestra producción se centraba en dotar de un rápido, cómodo y económico medio de transporte a los vecinos de Eibar. El resultado fueron unas bicicletas muy ligeras, ágiles y fiables. La etapa había comenzado.

Desde aquel taller familiar –germen de nuestra naturaleza, dimos el salto en 1926 a unas nuevas instalaciones. Las características orográficas eibarresas obligaban al desarrollo de un tipo de construcción industrial singular. Y los edificios que los hermanos Beistegui –con Francisco Zumarraga como maestro de obras, construyeron en Eibar forman parte de esa singularidad arquitectónica y mantienen una relevancia significativa en la idiosincrasia de la población.

Ése fue el nacimiento de uno de los iconos del ciclismo actual y una de las marcas más consolidadas y exitosas. Sobre nuestras bicicletas míticos ciclistas han forjado su leyenda y muchos aficionados hemos podido disfrutar de este deporte que amamos. La competición forma parte de nuestra naturaleza.

Corrían los años 30 y las primeras competiciones ciclistas saltaban a la palestra. Eran años para héroes. Unos inicios del deporte profesional que necesitaba del apoyo de las marcas, y por ello fuimos una de las primeras empresas en apostar fuerte por el patrocinio deportivo. En estos años creció la semilla de nuestra pasión por la competición.

Fue en esa década cuando Vicente Trueba y Juan Puyol –director del diario 'Informaciones', llamaron a nuestra puerta. Buscaban nuestra implicación en un novedoso proyecto, algo que en Francia se estaba haciendo anualmente desde 1903, el Tour de España. Bastaban 75.000 pesetas en premios para su creación. La respuesta fue clara –y muy fácil de tomar. El SÍ estaba dado. El resto es historia de unas siglas BH, ligadas en un romance eterno con la Vuelta a España.

En 1935, llegaba finalmente a las portadas de la prensa la noticia de la disputa de la de la primera edición de la Vuelta a España. Era un 29 de abril cuando 50 ciclistas estiraban sus músculos frente al Ministerio de Fomento, en la madrileña Ronda de Atocha. Aún no eran las ocho de la mañana y la Guardia de Asalto cuidaba de que el gentío no perturbara la salida de la etapa inicial. 14 etapas para un recorrido total de 3.431 kilómetros que vieron agolparse en sus cunetas a un pasional público volcado con sus ídolos.

Fue una edición en la que se vivió el primer gran duelo entre Gustaaf Deloor y Mariano Cañardo, ganado por el ciclista belga del equipo BH. La entrada en la historia de la competición se escribía con letras doradas. El primer vencedor de una de las grandes vueltas –Tour, Giro y Vuelta; al que seguirían en nuestra historia 7 ganadores más, con nombres ilustres como Álvaro Pino, Roberto Heras o Aleksandr Vinokourov.

Los años 50 y 60 fueron la ventana temporal en que comenzó a asentarse el diseño de bicicletas. Ellas representaban la autonomía en un mundo en pleno proceso de cambio, la búsqueda hacia la modernidad y la entrada de nuevos conceptos. Para los niños era el objeto más caro de entre todas sus posesiones, la compañera de aventuras que les llevaba lejos de las miradas de los adultos. Y para los adultos se convertía en su medio de transporte diario. Largas y cortas distancias que para muchos suponían pequeños momentos de placer antes y después de las arduas jornadas laborales.

Estas décadas también vivieron un cambio de ciudad. Dejábamos Eibar, y nos asentábamos en Vitoria. Una planta industrial de nueva creación sobre tierras alavesas, equipada con las últimas tecnologías para poder afrontar los nuevos y emocionantes retos de años venideros.

La afición que siempre ha habido en esta tierra por el ciclismo, nos impulsaba a sacar adelante modelos populares, con personalidad propia y reconocimiento internacional. Nacía la BH Gacela. Pero también fueron años para asentar la entrada en el mundo del ciclismo de competición. Los seres humanos compiten por diversión, por la emoción y por el desafío. Y el ciclismo se asentaba como uno de los deportes rey.

El ciclismo vivía una de sus épocas de mayor popularidad. La Vuelta a España se asentaba entre las grandes, el Tour de Francia acaparaba titulares internacionales, y un fenómeno hasta ahora desconocido comenzaba a ver la luz fuera de las fronteras de Estados Unidos: las mountainbikes llegaban a nuestras tiendas.

En 1984 presentábamos la primera mountainbike española –la BH Running Bull. Cinco velocidades con monoplato y ruedas de 26” con unas icónicas cubiertas azules. A partir de este primer modelo nacería años después la BH Top-Line otra emblemática bici que aún hoy levanta pasiones –y alguna lagrima de emoción, entre los amantes del MTB.

En el ciclismo carretera las tertulias de aficionados debatían sobre la calidad de aquellos ciclistas colombianos que bajo el apodo de “escarabajos” rompían el pelotón en cuanto sentían las primeras rampas de ascensión. Fabio Parra, Lucho Herrera, Pacho Rodriguez… Nombres a los que plantaba cara en la alta montaña un gallego que se había iniciado en el ciclismo gracias a una bicicleta extraviada que le regalaron: Alvaro Pino –ganador de la Vuelta a España en 1986 y Top 10 por partida doble en el Tour de Francia. Él era el líder de un Equipo BH (anterior Zor-BH) que vivió grandes momentos de gloria en el Tour de Francia como el doblete en Alpe d’Huez con victoria de Fede Etxabe secundado por Anselmo Fuerte o las victorias de etapa de Lale Cubino en la Vuelta a España y el Tour de Francia.

¿Quién no recuerda aquella etapa con llegada en Luz Ardiden? Una de esas etapas con auténtico sabor a Tour de Francia que los amantes del ciclismo aún siguen degustando décadas después en cada reposición de TV o leyendo las crónicas de la época.
Un ambicioso Lale saltaba del pelotón al inicio de la subida al Tourmalet con aún dos tercios de etapa por recorrer. Kilómetro a kilómetro, Javier Minguez apretaba desde el coche sin querer dar referencias a su pupilo para que no dejase de tirar. Calor en el ambiente y en la cunetas, dónde se agolpaban cientos de aficionados. Ingredientes perfectos para un menú de ciclismo de época.
Resultado: 6 minutos de ventaja en meta a los Perico, Rooks, Parra y Bauer, y una victoria para la historia.

¿Ruedas gordas? ¿Mountainbike? ¿Bicicleta de montaña? Las caras de sorpresa de los aficionados al ver estas primeras bicis, empezaban a convertirse en sonrisas eternas al poder disfrutarlas en primera persona. Dos modelos marcaron ese inicio del MTB: BH Supra Litage Sakae y BH Coronas. La primera por rara avis, la segunda por su expansión y reconocimiento.

Aquella BH Supra Sakae nacida en 1991 sorprende por algunas soluciones adelantadas a su tiempo. Un cuadro fabricado en Japón completamente en aluminio y con racores pegados, algo hasta entonces sólo visto en algunas bicicletas de carretera. Su potencia Pipe de Sakae era una pequeña obra de arte de cuatro piezas pegadas entre sí, tres de aluminio y una de acero. E incorporaba cableado interno ¡en 1991!

La BH Coronas nació de la mano del equipo al que debe su nombre. Antonio Ortiz, Guillermo de Portugal, “El Quillo” Marzquez… nombres que ilustran el libro de historia del MTB, y con los que aún hoy podemos seguir disfrutando de sus hazañas. ¡Antonio dinos tu secreto de la eterna juventud!

Aquel incipiente MTB comenzaba a extenderse de la mano de chavales apasionados por este nuevo deporte que, aterrizado desde Estados Unidos, comenzaba a ser una tendencia imparable. Pero, esos jóvenes repletos de ilusión, ganas –y en muchos casos una asombrosa técnica, se veían superados continuamente en las grandes citas por corredores venidos del ciclocross, mucho más curtidos y con una planificación y entrenamientos específicos para la competición. A ese escenario llegó José Marquez, uno de los primeros corredores nacidos del mountainbike. Natural de Ojén, conquistaba con sólo 20 años su primer Campeonato Nacional frente a un ilustre de la carretera como Jokin Mújika. Arrasó.

Marquez era uno de esos genios de la bici que con el día bueno y un circuito con de fuertes subidas era prácticamente imbatible –aun recordamos aquellos latigazos; pero que a la vez no tenía la regularidad de otros –déficit que le perjudicó siempre en su convocatoria para las citas olímpicas. Un genio que destapó todas sus virtudes en un año 2000 mágico. Campeón de España, campeón del GP Coronas, y ¡cuarto en el Mundial en Sierra Nevada! Un Mundial con un podio formado por Miguel Martinez, Roland Green y Bart Brentjens. Viendo los 3 corredores que le precedieron, esa medalla de chocolate sabe a oro. Cuatros años después y tras dos campeonatos nacionales más, Marquez colgaba la bici con sólo 27 años. Cosas de genios. Un genio sin el que no se entendería el MTB actual.

Sidney’00 abrió la puerta al triatlón como deporte olímpico y entre “aquellos jóvenes locos” destacaba un joven vitoriano de rostro tranquilo y con unas condiciones innatas para triunfar en este deporte. Subcampeón del mundo en Kona, campeón del Mundo Triatlón LD, campeón de Europa IM, 13 participaciones en el IM Hawaii, mejor marca personal con 7h:55:16 lograda a los 42 años… Leyenda –y presente, del triatlón.

Eneko fue el precursor, a él le seguían unos por entonces jóvenes imberbes que acabarían elevando su nombre a la cima del triatlón: Mario Mola y Fernando Alarza –campeones del mundo Junior 2009 y 2010. Eran los inicios de la Tri-Armada.

La Vuelta a España que conoció Roberto de niño, era una ronda casi invernal, instalada en el caprichoso mes de abril. Sin embargo, cuando empezó a dominarla ya se había trasladado a septiembre, a la cola del verano. Y en esos finales de verano consiguió hacer de La Vuelta su patio de recreo con 4 entorchados –uno más que Rominger. La imagen de La Castellana repleta de camisetas doradas con el nombre de Heras en pecho y espaldas comenzaba a ser una de las postales recurrentes cada mes de septiembre. Él bautizó, en 2005, la primera Vuelta del Pro Tour con una gesta digna de escaladores épicos en la subida a Pajares. Y rodó con la primera BH Global Concept, una BH G1 vestida para la ocasión. Obra de orfebrería en un cuadro negro carbono decorada con detalles en oro de 24 quilates y la leyenda: Vuelta 2000, 2003, 2004, 2005. Una bicicleta única, que sería subastada para enviar fondos a las víctimas del 'Huracán Katrina'.

Al gran escalador bejarano le sustituyó la furia kazaja. Vinokourov sumó otra Vuelta al palmarés. Una Vuelta de 2006 muy especial al contar también con la presencia en el podio de Andrey Kashechkin. Primera y tercera posición en una grande en nuestro primer año de andadura junto al Astana Pro Team.

Julie Bresset y Nicola Spirig nos recuerdan un verano de 2012 inolvidable en los circuitos de Hadleigh Farm y Hyde Park –sedes del MTB XCO y del Triatlón en Londres’12. Dos oros olímpicos.

Para Julie fue la consagración de un año repleto de podios: campeona del Mundo, campeona de Francia, y el broche del oro olímpico. Nicola, sin embargo, entraba dentro de las posibles candidatas pero las casas de apuestas londinenses no la incluían en lo alto de sus listas. Un sprint de foto-finish con Lisa Nordén que aún hoy nos deja sin aliento en los minutos de espera del desenlace final.

A Londres le ha sucedido en nuestra historia: Cozumel –ciudad del primero de los tres mundiales de Mario Mola; Friedrichshafen –donde conseguimos el Eurobike Award con el revolucionario diseño de Ebikes NEO; Javalambre –cima de la emotiva victoria de Ángel Madrazo en Vuelta a España; Lenzerheide –Copa del Mundo donde Rocío García consiguió su primer Top 10 Élite con sólo 21 años… Y tantas otras ciudades que nos han dejado –y dejarán, huella. Porque aún con más de 100 años de historia, nos sentimos más jóvenes que nunca.

Las tecnologías avanzan, y la innovación y el desarrollo se han convertido en nuestra máxima, desafiando los límites de lo que una bici es capaz de ofrecer. El mundo necesita la bicicleta, nuevas formas de movilidad, nuevas opciones de ocio, nuevas maneras de vivir en sociedad. Juntos seguiremos construyendo un planeta y una sociedad mejores. ¿Te unes al reto?